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更新日期:2017-02-08
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En el departamento de Caldas, a 76 kilómetros al norte de la ciudad de Manizales se encuentra Salamina, un municipio con una gran tradición cafetera y que conserva un bello conjunto arquitectónico característico de la colonización antioqueña, siendo declarado Monumento Nacional y Patrimonio Histórico de Colombia en 1982.
Con aproximadamente 30 000 habitantes, Salamina también es reconocido por ser la cuna de importantes poetas músicos actores y escritores, por ello recibe el apelativo de “La ciudad luz” de Caldas.
Al ubicarse sobre una cuchilla montañosa (característica particular de gran parte de los municipios y veredas del viejo Caldas), más exactamente enmarcada por los profundos cañones de los ríos Chamberí, La Frijolera y San Lorenzo, es posible contemplar maravillosos paisajes cafeteros acompañados de espectaculares atardeceres.
Gran parte de sus edificaciones se levantaron entre dos y tres pisos bajo las técnicas constructivas de la tapia pisada y el bahareque, además se caracterizan por su colorida ornamentación de tallas de madera sobre balcones, ventanas y puertas, sin contar sus grandes patios centrales y grandes aleros.
Su gran punto de encuentro es la plaza de Bolívar, principalmente los fines de semana cuando llegan al pueblo los trabajadores de las diferentes zonas rurales a realizar su mercado y a participar de las celebraciones eucarísticas en la Básilica Menor de la Inmaculada.
Así como Santafé de Antioquia es digna representante de la idiosincrasia antioqueña, Salamina lo es para el pueblo caldense. Punto central en el desarrollo de la colonización antioqueña hacia las tierras del viejo Caldas, es hoy un monumento a ese complejo cultural que se dispersó hacia el sur de Antioquia y logró levantarse en las cumbres y cuestas empinadas de sus montañas. Salamina, declarada Monumento nacional en 1982 y posteriormente bien de interés cultural nacional, se erige sobre la cresta de una cuchilla enmarcada por los profundos cañones de los ríos Chamberí y la Frisolera.
Tal municipio-monumento dista de ser un conjunto de colores uniforme como lo son El Cocuy en Boyacá, o Barichara en Santander. Sus casonas, muchas de dos o tres pisos, sobresalen por su variedad de tonos y el cuidadoso trabajo de ornamentación y talla en madera de sus póstigos, ventanas y puertas. En Salamina, junto a otros pueblos como Salento, la ya citada Santafé de Antioquia, Aranzazú o Jardín, las construcciones sobresalen por las dimensiones, los grandes solares y patios y las técnicas constructivas de tapia y bahareque, representativas de las haciendas y casonas cafeteras.
El paisaje que predomina en muchos de los municipios de Antioquia, Caldas, Risaralda y Quindio, supone además de su arquitectura típica, una serie de elementos sin los cuales sería imposible recrear la cotidianidad de esta región: fondas y cafes, música carrilera, jeeps willies para el transporte de carga y personas, y una profunda devoción religiosa. Esta se puede confirmar en la Basilica Menor de la Inmaculada, ubicado en la plaza de Bolívar, donde a cualquier hora del día se verán feligreses orando en su interior.
Una de las más notables tradiciones, relata que el pueblo era reconocido por las niguas; pequeños insectos parecidos a las pulgas, que supuestamente hacían más inteligentes a sus víctimas; sentencia que parece válida si se tiene en cuenta que Salamina es cuna de poetas y escritores, lo que le ha dado el apelativo de "ciudad luz". A propósitio de niguas y poetas, el Bambuco "la Nigua", enaltece tan distinguido insecto como lo han hecho Machado con su poema "las Moscas", y Serrat en la respectiva canción.